Un año de lecturas
1.- Suite francesa, de Irène Némirovsky
Entre los hallazgos más significativos de este año se encuentra, sin lugar a dudas, la escritura de Irène Némirovsky. Pocas veces me detengo a revisar las obras de un autor que apenas estoy conociendo, salvo que, como en este caso, se trate de uno que en verdad me haya impactado. De entre el puñado de sus novelas que leí con placer en este 2024, destaco Suite francesa. En esta obra, Némirovsky retrata los años de la ocupación alemana en Francia durante la Segunda Guerra Mundial: la huida de los pobladores de París, las angustias de la provincia y el nacimiento de la resistencia. Aunque quedó inconclusa, muestra la maestría de una narradora que merece ser atendida.
2.- Piedras en el camino, de Alejandro Jodorowsky
Jodorowsky es una de esas figuras polémicas que suele dividir las opiniones: para algunos, un artista multifacético, incluso un nombre de culto; para otros, no más que un charlatán... Su obra literaria, a mi parecer, es un tanto irregular. A veces epifánica y propositiva, a veces sin una gran apuesta que mencionar. Sin embargo, es en la literatura breve donde ofrece más singularidades. Piedras en el camino es una colección de pensamientos breves, a caballo entre el aforismo poético y el haiku. Los amantes de la brevedad encontrarán en este título una excelente propuesta de lectura.
3.- Los malditos, de Leila Guerriero
Este compendio de ensayos editado por Leila Guerreiro gira en torno a una serie de personalidades literarias que se encuadran en los llamados "escritores malditos": autores contestatarios, rebeldes, incomprendidos y algunas veces censurados. En este título el lector encontrará aproximaciones críticas e investigaciones bio-bibliográficas de autores como Teresa Wilms Montt, Martín Adán, Rodrigo Lira, Porfirio Barba Jacob, Samuel Rawet, César Moro, Alejandra Pizarnik, entre otros. Colaboran en este volumen grandes escritores como Alan Pauls, Edmundo Paz Soldán, Rafael Lemus, Mariana Enríquez o Alberto Fuguet.
4.- Meglio un demonio che un cretino, de Anacleto Verrecchia
Vindictas es quizá el proyecto de recuperación literaria más ambicioso y de mayor alcances de los últimos años, pero también, y -esto es lo importate-, uno de los más necesarios, pues busca el reconocimiento de la literatura escrita por mujeres en Latinoamérica. Se trata de un proyecto auspiciado por la UNAM que se ha encargado de reeditar algunas obras escritas por mujeres que habían quedado relegados en el tiempo. La antología en cuestión, preparada por Socorro Venegas y Juan Casamayor, compendia una veintena de cuentos de autoras como Marta Brunet, Mimí Díaz Lozano, Silda Cordoliani, Rosario Ferré, Gilda Holst, Bertalicia Peralta, Armonía Somers, entre otras.
9.- Cristo si è fermato a Eboli, de Carlo Levi
Cristo si è fermato a Eboli (Cristo se detuvo en Éboli) del médico, pintor y escritor Carlo Levi es un clásico de la literatura italiana. Se trata de una novela autobiográfica que narra el confinamiento que el intelectual antifascista padeció en los años de 1935 y 1936 entre el pueblo de Gagliano y la localidad de Matera. Durante su estancia en el sur, Levi descubre la precariedad, la marginación, el olvido y la ignorancia en las que viven sumidos los pobladores de esa región, con lo que revela la crudeza del llamado problema meriodinal. Un testimonio valioso que nos muestra la decadencia de la época del fascismo. Existen varias versiones al español, realizadas por excelentes traductores como Carlos Manzano o Antonio Colinas.
10.- Historias falsas, de Gonçalo M. Tavares
11.- Poesía reunida, de Philip Larkin
Mahfuz comenzó a escribir novelas históricas como La batalla de Tebas o La maldición de Ra, semejantes a las sagas de aventuras de Salgari o Haggard, pero pronto su obra tuvo un viraje que lo llevó a explorar los problemas sociales y culturales del mundo árabe. Charlas de mañana y tarde, por ejemplo, es una novela que muestra los avatares de una familia tradicional a lo largo de seis generaciones. De este puñado de obras que pude consultar este año, recomiendo Hijos de nuestro barrio, una alegoría muy amena que explora los orígenes en común del judaísmo, el cristianismo y islamismo. Una obra atrevida que por décadas fue censurada en Egipto y el mundo árabe.
13.- Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero
La nueva narrativa latinoamericana encuentra en la ecuatoriana Maria Fernanda Ampuero una de las voces más auténticas y originales. Los cuentos reunidos en Sacrificios humanos no tiene desperdicio. El titulado "Biografía" es una excelente pieza narrativa que, a riesgo del cliché, "me heló la sangre". Me parece que podría ser incluso el argumento de una buena película de terror y suspenso. Muy recomendable para aquellos que buscan nuevas propuestas literarias.
14.- Vidas imaginarias, de Marcel Schwob
En mis años de estudiante conocí a Schwob por El libro de Monelle. En ese tiempo no pude valorar su escritura, ni tuve la pericia para indagar en sus demás obras. Este año regresé a Schwob con renovado interés. Lamento no haberlo conocido antes. Quizá no estaba preparado para su goce. Sólo diré que Vidas imaginarias es un libro increíble, no en vano fue celebrado por Arreola, Borges, Rodríguez Monegal y un largo etcétera. La edición de Porrúa que muestro en la imagen, aunque un poco descuidada (tiene muchas erratas), me dejó un buen sabor de boca, sobre todo por el prólogo de José Emilio Pacheco. Puede ser una buena opción para conocer al autor, pues el libro es fácil de conseguir y su precio, en esta edición, muy accesible.
Pocos bibliófilos como Antonio Castronuovo. Llegué a su obra por mis inquisiciones sobre el aforismo (Castronuovo es un gran aforista) y pronto descubrí a un gran ensayista entregado a las reflexiones librescas. Su libro de Bibliopatías se presenta como un diccionario en el que cada entrada es una pesquisa sobre cuestiones relativas al mundo de los libros. De hecho, su título en italiano era Dizionario del bibliomane. Se trata de una obra muy amena, ampliamente documentada pero que no cae en la erudición, ni en pretensiones fuera de lugar. Todo amante de los libros debería leerlo.
16.- Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano (siglos XX y XXI), de José Luis Morante.
Paso ligero es un estudio-antología de la escritura aforística en España pergeñado por uno de los cultivadores y críticos del género más ponderado: José Luis Morante. En este mismo blog publiqué una reseña de este libro:
https://hirambarrios.blogspot.com/2024/06/paso-ligero.html
17.- Octogenaria, de Massimo Bontempelli
Bontempelli es uno de los narradores que no debería faltar en ninguna biblioteca. Lamentablemente, sus obras no son tan fáciles de conseguir. Esta edición de Octogenaria que publica la UAM deja mucho que desear: la letra es muy pequeña, la caja tipográfica desperdicia mucho espacio, pero a cambio cuenta con la versión en italiano y un prólogo muy atinado de Guadalupe Alonso Coratella, su traductora. Esta obra, aparecida en 1946, prefigura el realismo mágico tan caro a las letras hispanoamericanas.
18.- Extrañando a Kissinger, de Etgar Keret
Keret es el maestro del absurdo. También de la brevedad. Sabe cómo condensar una historia delirante en pocas páginas. Su universo es único e irrepetible. En Extrañando a Kissinger nos ofrece un puñado de historias llenas de humor que juegan con los sisentidos del día a día. De él recomiendo además otras dos obras: Tuberías, que congrega sus primeros relatos, quizá de los más audaces de su trayectoria; y Pizzería kamikaze, un clásico del autor, todos ellos publicados en México por Sexto Piso.
19.- Scritti, de Roberto Bazlen
Los Scritti de Roberto Bazlen son una anomalía en la literatura. Nunca quiso publicarlos. Se componen de apuntes y aforismos extraídos de sus diarios, así como de una novela inconclusa, algunas cartas a Montale y una serie de informes de lectura o, más bien, de dictámenes literarios con los que recomedaba la publicación de obras a editores como Luciano Foà o Daniele Ponchiroli de la editorial Einaudi. La escritura de Bazlen es sintomática de la cultura centroeuropea de la posguerra: en ella late la duda, el rechazo y el cuestionamiento del mundo en crisis heredado tras la catástrofe que significó la guerra. Roberto Calasso recuperó sus apuntes tras su muerte. Bazlen nunca hubiera aprobado su publicación. Quizá él sea el único y verdadero Bartleby.
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