El poema como cicatriz: Angela Nese
Palabras que arden al escribirse, versos que al leerse cortan como el vidrio. La poesía es para Angela Nese un testimonio de la crudeza del vivir. En sus poemas abundan el hielo y el desierto, los cadáveres y espectros, la oscuridad y la bruma, la herida y el sacrificio, la plegaria y el réquiem. Tempestades emotivas.
Microclimi (Microclimas) (L’ArgoLibro,
2020) es un poemario cuyo tema nuclear es la introspección en torno a los
estados de ánimo que convergen en una persona. El desierto o el mar son
símbolos para describir emociones y sentimientos que pueden anidar en un alma. Los
“microclimas” de Nese encierran turbulencias, tormentas, derrumbes e
inundaciones, pero también paisajes, refugios naturales, remansos de
iluminación. Un espíritu poético, sin embargo, no puede contener un solo
hábitat. La calma y la violencia fluyen por el mismo río.
Entre el malestar y la agonía, surge el
poema para enmendar la existencia. La poesía de Angela Nese puede leerse como
una receta de sanación. Frente al dolor y la desazón de las experiencias
fallidas, el poema como cicatriz: la palabra no cura, pero alivia…
Espectros
He
quemado cartas de amor,
otras
las tragué y eran vidrio,
trozos
de hielo azul y gris brumoso,
Ásperos
productos de mi estado de ánimo.
Hice
pedazos y desaparecí
cadáveres
de sentidos y sentimientos,
esos
cuerpos del delito no redimidos
lanzados
al pecado y nacidos para perecer.
Ahora
los estoy viendo uno a uno,
piden
rescate y son espectrales,
trémulos
fantasmas tan corpóreos
que
hacen de mi corazón tierra de nadie.
Último día de inverno
Consagramos
el último día de inverno,
frente
al mar y a la noche me ofrecí en sacrificio
al
dios infame que llamamos Amor.
A
mi inocencia le gustaba la muerte
mientras
la tinta de las olas no tuvo palabras.
Permaneció
mudo el cielo, las estrellas en su lugar.
No
detuviste los planetas, no los detuve yo.
Fuimos
nosotros quienes aguantamos la bóveda celeste
en
la oscuridad, cual si fuera un manto
para
velar en la caída de los minutos,
que
siguieron en tierra como un duro réquiem.
Amelie
Preferimos
la poesía a la felicidad.
No
la escogimos, Amelie,
ella
nos eligió,
cuando
nos vio tan incapaces
e
inútiles en el mundo.
Así
que no nos tocamos,
nos
vivimos de lejos
y
en lugar rozarnos con los labios
nos
mandamos besos de palabras.
Heridas similares
La
naturaleza esculpió heridas similares en nuestros rostros.
Nos
dijeron hermanas, creadas a partir de una sola forma.
Pero
hoy te miro y no me reconozco,
no
encuentro entre tus facciones la herida que ahora quema,
la
terrible herida que me abriste en la cara.
Poesía es
Poesía
es ralentizar el mundo,
hacerse
piedra al instante,
es
la memoria en tus ojos
eternamente
cerrados en una visión de vidente.
Poesía
es lo real que te lanza
fuera
de tus paños de mortal,
es
el duro choque del error
contra
el cuerpo verdadero de las cosas.
Microclimas
Una
pequeña tempestad arrasó mi alegría,
la
que se cultiva en la maceta roja en la esquina del corazón.
Un
sol demasiado ardiente me secó la armonía:
me
llevó años hacerla así
exuberante.
Junto
a un desierto kilométrico vive el mar abierto,
bosques
tropicales recubren hectáreas de tundra.
La
tierra de los fuegos me congela los pies
mientras
la luz deslumbrante del sol de medianoche
me
dilata enormemente las pupilas.
Mil
microclimas en un sólo cuerpo
ofrecen
espectáculos y temores.
Escucharlos
a todos juntos, los relámpagos y la sequía,
pueden
confundir, propagar el miedo.
Pero
con los ojos abiertos y el ánimo atento
dedico
horas a separar las regiones,
con
sumo cuidado recojo las grandes lluvias
para
hacer los desiertos menos hostiles.
El
equilibrio requiere dedicación,
Exigen
atención los microclimas.
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